Después de trabajar doce años
en Periodismo y Comunicación, empecé a notar la espada de Damocles
cada vez más cerca de mi cabeza, a raíz de la crisis que tan de
lleno afectó a los medios de comunicación de nuestro país. Poco a
poco, fui asistiendo a la desaparición de algunas de las revistas y
suplementos para los que trabajaba como freelance y también a
la bajada de tarifas, así que antes de que el periodismo me
abandonara, decidí abandonarle yo a él. Era el año 2011 cuando,
además, acababa de tener a Martina, mi primera hija, una razón más
para intentar encontrar o crear algo que me permitiera conciliar
mejor mi vida laboral y familiar.
La idea de montar
SpanishviaSkype (http://spanishviaskype.com/),
una empresa que ofrece clases de español a través de Skype a
alumnos de todo el mundo, me vino a la cabeza gracias a una amiga mía
que, por entonces, recibía clases de inglés a través de este
método. Así que pensé “¿Por qué no enseñar español por
Skype?”. El español es la segunda lengua materna del mundo,
después del chino mandarín (lo hablan más de 560 millones de
personas), un idioma en expansión con un potencial increíble que
merece la pena explorar.
Empezamos a funcionar en octubre
de 2012. El primer año y medio fue durísimo porque me convertí en
“mujer orquesta”: creaba el material para las clases, las
impartía (hice un curso de profesora especialista en la Enseñanza
del Español como Lengua Extranjera en International House), me
encargaba de las redes sociales, de la correspondencia con los
alumnos, de la web… Y Martina apenas tenía un año. Luego me di
cuenta de que era imposible hacerlo todo y hacerlo bien, así que
empecé a delegar: contraté a un profesor (actualmente hay cuatro
profesores impartiendo clases) y contraté a una empresa para que
desarrollase campañas SEM (anuncios en Google y redes sociales). Yo
me seguí encargando de la producción de material didáctico, algo
que con el tiempo también he delegado en los propios profesores
(actualmente tenemos creadas más de 550 clases de elaboración
propia).
En estos años he estado a punto
de tirar la toalla en varias ocasiones, sobre todo por la impotencia
de comprobar cómo el dinero se me iba de las manos (cuentas
profesionales de Dropbox, servidores, manuales de español, rediseño
de la web, plugins de reservas, flyers, traducciones, etc) mientras
que mi facturación apenas crecía. Otro tema que a veces también se
me hace cuesta arriba es el estar sola en esto. Hay momentos en los
que tengo que tomar decisiones importantes y no cuento con el apoyo
de nadie y esto me asusta un poco por miedo a no tomar la decisión
correcta. También es verdad que con el tiempo he aprendido a delegar
en profesionales que saben muchísimo más que yo en muchos temas
(ahora colaboro con un diseñador web, una programadora, una
traductora, una productora de vídeos …), a perder miedo a pedir
ayudar (en Linkedin siempre encuentro a gente que sin conocerme de
nada, me ayuda en lo que puede) y
también a seguir formándome (Google Campus Madrid
https://www.campus.co/madrid/es
ha sido todo un descubrimiento para mí), así que ya no me siento
tan sola
Al emprender he aprendido a
pensar en grande y a confiar más en mí misma. Al principio, me daba
miedo todo y apenas invertía en nada si no veía un retorno a corto
plazo y ahora soy más lanzada y me meto en inversiones más
arriesgadas (en 2016 lanzamos el proyecto en China con todo lo que
esto supone teniendo en cuenta que el país asiático es un mercado
tremendamente complejo para empresas extranjeras). Eso sí, para
poder invertir he tenido que retomar mi trabajo como redactora
freelance (trabajo para consultoras y agencias de
comunicación), algo que ahora sí puedo compaginar con
SpanishviaSkype gracias a que el engranaje de mi negocio funciona
prácticamente solo.
Para mí, lo mejor de montar mi
propio negocio es la motivación y la posibilidad de conciliar el
trabajo con mi vida personal. Cuando creas algo que ves que funciona
medianamente bien es como un “chute” de ilusión que te ayuda a
trabajar con más ganas y alegría. Además, una vez transcurrido el
primer año y medio, ahora sí puedo dedicarle las tardes a mis hijas
(eso sí, pendiente del mail vía móvil). Lo peor es que
prácticamente nunca puedes desconectar. Nosotros tenemos alumnos de
Australia, Brasil, Canadá o Reino Unido y, por el momento, nunca
hemos faltado a nuestro compromiso de resolver cualquier duda o
incidencia en menos de 24 horas. Pero, al menos por ahora, prefiero
estar en el parque con ellas (Martina, de seis años, y Adriana, de
dos años) y dedicar unos minutos a contestar algún email o Whatsapp
(comparto un grupo con mis profesores) que llegar a casa del trabajo
a las ocho y solo poder dedicarles una o dos horas al día.
Mi objetivo es poder vivir 100%
de SpanishviaSkype y al ritmo que vamos creo que podré conseguirlo,
aproximadamente, en un año. Mi marido, también emprendedor y
creador de dos empresas pequeñitas, siempre me ha animado a seguir
invirtiendo, a pensar en grande y a tener paciencia. Y en ese camino
estoy.
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